De vez en cuando, alguna prominente figura pública es alabada por ser humilde, por lo general en su funeral. La humildad no es una cualidad que nuestra sociedad relacione a menudo con el éxito, ya que no se lleva bien con otras cualidades - la conducción, la ambición, la crueldad, la competitividad - que se relacionan con éxito todo el tiempo. Para cambiar esto, no tenemos que considerar la humildad como una virtud religiosa (los modelos de humildad han sido tradicionalmente guías espirituales altruistas como Jesús y Buda) sino como una forma práctica de vida.
Visto desde esa perspectiva, la humildad tiene una gran ventaja, te permite dejar de lado tu ego. En cada nivel de éxito, al ego le gusta reclamar el crédito, pasando por alto que el mismo ego nos ciega, conduciéndonos a tomar malas decisiones, a tener malas relaciones con los demás, y a sentir una falsa sensación de invencibilidad. A menudo se dice que no hay un "yo" en el trabajo en equipo, pero tampoco hay un "yo" con "claridad y ojos abiertos", que es lo que una persona exitosa verdaderamente necesita.
Te sugiero los siguientes pasos para introducirte en la humildad práctica:
1. Mantén tu ciclo de retroalimentación general. En cualquier proyecto, líderes y seguidores co-crean entre sí. Hay entrada y salida constante. Si recibes sólo lo que proviene de tu círculo más cercano, no estarás al tanto de la situación por completo.
2. Mantente flexible. No es difícil detectar cuando alguien quiere escuchar sólo elogios y apoyo a sus propias ideas. Se lo suficientemente flexible como para permitir que tus creencias fundamentales sean cuestionadas. Tales creencias hacen que el ego crea que siempre tiene la razón, lo cual es una ilusión peligrosa.
3. Debes darle la bienvenida a la crítica y conocer tu oposición. Los líderes que llegan alto a veces se sienten inseguros acerca de su posición. Son blancos constantes de los celos y de la crítica. Puesto que esto es inevitable, comienza a aceptar otros puntos de vista, teniendolos en cuenta, escuchando a los que te critican y tomandolos en serio. No hay mejor manera de desarmarlos.
4. Debes ser bueno dando una retroalimentación sincera y debes estar atento a las repercusiones. Todo el mundo toma nota de cómo la alabanza y la crítica se distribuye. Nadie es indiferente. Asegúrate que tus comentarios no degraden a nadie, y si tienes dudas acerca haber herido sentimientos, habla en privado con esa persona. Preguntar "¿Estamos bien?" no es suficiente. Mira y escucha sus reacciones personales.
5. No pretendas monopolizar la verdad. Ten en cuenta que tú no ves el cuadro completo. Esto inculcará en ti, un deseo de oír tantas perspectivas como sean posible.
6. En cualquier reunión, nunca se pierdas de vista una pregunta importante: "¿Qué necesitan estas personas?" Nunca te vayas del lugar si no sabes esta respuesta. Detrás de cada discusión, alguien necesita algo. Tus necesidades del ego son sólo una parte de la mezcla.
7. Conoce la diferencia entre lo que alguien necesita y lo que quiere. Siempre queremos más de lo que hay a disposición; así es como el ego está diseñado. Pero la mayoría de las veces, no tenemos claro lo que realmente necesitamos. El ego y las emociones se interponen en el camino. Si puedes manifestar tu necesidad real en cualquier situación, sin distraerte por lo que tu ego quiere, calificas como una persona con una visión extremadamente clara.
Es innegable que el ego, con su enfoque en el "Yo", "Mi" y "Lo mío", tiene un papel esencial. La trampa escondida en esto es que el ego llega lejos porque parece que lo necesitamos todo el tiempo, y cuánto más fuerte es, mejor. Se espera que los líderes tomen decisiones, que sean seguros, y autodidactas frente a las presiones externas. Sin embargo, incluso en este escenario de "mundo real", el hecho de dejar de lado el ego temporalmente deberia tener un valor real, y no usarse simplemente para hacer un show de humildad sino para lograr que las cosas funcionen mejor.
-Deepak Chopra, M.D
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